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miércoles, 10 de diciembre de 2014

TENSIÓN SEXUAL

1. Tensión sexual verbal
2. Tensión sexual no verbal.
3. Distensión sexual.

TENSIÓN SEXUAL VERBAL
Será todo aquello que digamos con nuestras palabras que transmitirá cierto matiz sexual.
Una cualificación de su físico, justificada y que además nos provoca instintos primitivos y ganas de
dominarla o, por el contrario, nos hace sentir vulnerables y seducidos.
Esto es lo llamado como sexualización.
Serán todas aquellas palabras o frases destinadas a dar una dirección sexual a la interacción y, por consiguiente, que nos hará ser percibidos como hombres o mujeres seguros de nuestra condición sexual, lo que se traducirá en un mayor atractivo.
El poder de la sexualización reside en hacer consciente a la otra persona de que provoca una reacción en nosotros.
Una atracción rremediable que no podrá ser disimulada y nos desbordará hasta el punto de que diremos lo que sentimos, porque somos personas naturales y seducidas por los encantos de la persona que tenemos delante.
Frases sueltas dominantes y de doble sentido también ponen de manifiesto la tensión sexual existente.
“Cuando introduces entamente las llaves en la cerradura y giras lentamente...” Estas frases de doble sentido son muy buenas cuando queremos que nuestro lenguaje sexual pase desapercibido de una manera
consciente y dejará en duda a la otra persona sobre nuestras intenciones, a pesar de hacerle creer que es producto de su mente la tensión percibida.
Cabe decir que estas frases o palabras de doble sentido son muy oportunas cuando queremos jugar con la tensión sexual de una manera gradual para que la otra persona vaya sintiéndose cada vez más cómoda.
Evidentemente, estas frases deben acompañarse de un lenguaje no verbal tensional, como un tono de voz que sea profundo y lento, y una mirada que transmitan matiz sexual.

TENSIÓN SEXUAL NO VERBAL

En la tensión sexual no verbal englobamos todo aquello con lo que, con nuestro lenguaje corporal, demos a entender un interés sexual.
Los potenciadores de la tensión son la mirada, la voz y el contacto físico (lo que nosotros llamamos, en conjunto, embelesamiento) Aquí nos centraremos en la mirada, que es el principal potenciador de la
tensión.
La mirada tiene que ser profunda, como si fueses el dueño de su alma y estuvieses en completo dominio de la situación y de ella.
Una mirada profunda combinada con sonrisas que transmitan matiz sexual.
La mirada es el mayor poder de seducción, y es muy importante aprender a usarla correctamente.
Como transmisor de tensión sexual es el mayor potenciador vivo, junto con la pronunciación y la voz.
Una forma de transmitir tensión con la mirada es mirarla sonriendo fijamente mientas habla y quedarte callado. Únicamente mirándola y escuchándola con una sonrisa.
En el momento en que se calle, si no lo hace antes dirá: ¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así? O también puede ser que desvíe la mirada, nerviosa.
El embelesamiento es una mirada hipnótica capaz de despertar una gran tensión sexual acompañada de un tono de voz profundo e hipnótico y un contacto físico acariciante.
Cabe decir en este apartado que, posiblemente, transmitáis tensión sexual no verbal a lo largo de la interacción sin prácticamente daros cuenta.
Esto ocurre porque el lenguaje no verbal es muy difícil de controlar y, cuando se hace, es probable que parezca forzado y poco natural. Mi consejo es, pues, que os dejéis llevar pero que tengáis en cuenta que de vez en cuando un encauzamiento de vuestro lenguaje no verbal transmitirá mucha tensión sexual si así os lo proponéis.

DISTENSIÓN SEXUAL

La distensión sexual es aquello que hacemos intencionadamente para rebajar la tensión sexual, ofreciendo así un vaivén de emociones que harán una interacción muy enriquecedora.
Evidentemente, en una interacción, no todo es tensión sexual.
De hecho, toda tensión sexual debe ir acompañada de una distensión, siendo la distensión máxima el sexo en sí.
Las conversaciones con una persona que nos gusta deben ser una combinación de tensión y distensión constante ya que, como una montaña rusa, los altibajos sexuales y emocionales son más valorados por la otra persona y generan un conjunto de emociones difíciles de controlar.
Mientras una chica nos habla de sus viajes, experiencias, etc, etc, intentaremos sacar la máxima información posible para cualificar y para sexualizar correctamente.
Cuando hacemos la distensión, también es recomendable usar un lenguaje corporal que denote tensión sexual, como el embelesamiento.
No lo usemos siempre, pues la distensión es eso, distensión. Usemos este lenguaje no verbal en la distensión muy de vez en cuando porque es probable que podamos levantar defensas que no nos interesan y exponernos a un rechazo que, si bien sabemos gestionar, no nos interesará en ese momento.
Todo se resume en tensión-distensión, y tendremos que saber jugar con estos dos conceptos a lo largo de la interacción.
Así pues, por ejemplo, mientras Carmen nos está hablando de lo que ha hecho hoy, le diremos: “Como sigas moviendo la boca de esa manera tan sexy, tendré que plantearme besarte aquí mismo.
Pero no te me despistes, continúa por favor”. Carmen, seguramente, se sentirá de todo menos poco deseada.
Evidentemente, nuestras sexualizaciones tienen que ser graduales.
No le vamos a entrar a una tía diciéndole que nos la queremos follar.
Puede dar resultado, sí, pero son pocas las excepciones.

El encauzamiento de la tensión sexual tiene más que ver con el CÓMO decimos las cosas que con QUÉ decimos.
Este es un ejemplo de apertura generando tensión sexual: “Por favor deja de bailar así tan cerca de mí”.
Dicho con una mirada penetrante, una media sonrisa y un tono pausado y grave, nos diferenciará como alguien inteligente que domina el lenguaje de doble connotación, y le generaremos una tensión sexual que la excite y la haga sentirse deseada.
Sin noticias de María. ¿Voy a tener que enfadarme contigo? Te aviso de que puedo ser muy malo.
Es importante generar tensión sexual sobre todo en el momento en el que ésta puede ser liberada.
Gracias a ella nos ahorraremos muchas resistencias de último momento.
Si nos encontramos en una cena con una chica, en un momento dado podemos levantarnos para ir al baño, y ya que estamos de pie, acercarnos a su oído lentamente y decirle: “Quiero besarte por cada recoveco de tu cuerpo”.
Un tono autoritario también es la clave para generar tensión sexual: “Mírame a los ojos, María”
- Veo que además eres una chica muy risueña, no dejas de sonreírme, y te estás poniendo un poquito nerviosa.
- Yo no estoy nerviosa
Me acerco a ella y le doy un beso lento y suave en la mejilla
- ¿Y ahora estas un poquito más nerviosa?
Sigue riendo y apartando la mirada. La sigo teniendo cogida de la
mano.
- La verdad es que me estas poniendo un poquito nerviosa, sí.

En resumen, nuestro objetivo para encauzar y liberar la tensión sexual será:

1. Provocaremos unas sexualizaciones graduales en la medida en que nos vayamos conociendo. Empezaremos por miradas, sonrisas y acabaremos diciendo explícitamente aquellos instintos que nos genera, teniendo en cuenta sus reacciones y ajustando nuestras afirmaciones según la reacción de la persona que tengamos delante.
2.
Ante cada sexualización, tendremos que ajustarla con una dosis de distensión de igual intensidad a la
sexualización precedente, siendo las distensiones máximas el beso o el encuentro sexual. No podemos decirle a una chica que queremos arrancarle la ropa porque queremos comérnosla y no besarla momentos después, pues sería una incongruencia que no nos beneficiará para nada. Pero dicho esto, también es cierto que tendremos que ser conscientes de que quizá la otra persona no está preparada para recibir una
sexualización tan radical.

Un buen seductor debe armarse de paciencia y saber que, a veces, los mayores resultados vienen con perspicacia,inteligencia.


 

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