Analicemos
ahora la psicología y el comportamiento de las mujeres en la quinta
década de su vida, entre los cincuenta y los cincuenta y nueve años.
Habiendo concluido la crisis de los cuarenta caracterizada principalmente por la pérdida de capacidad reproductiva en la mujer (menopausia) los cincuenta resultan ser un periodo de resignación y readecuación a la nueva realidad.
Los hijos han crecido, han abandonado el hogar, y ahora son los nietos quienes se abren lugar en su corazón y en su nueva lista de prioridades.
Su energía y vitalidad se han reducido notablemente, su apetito sexual ha decrecido también probablemente, sin embargo aún lo disfruta plenamente y con cierta intensidad.
Ella tiene ahora menos preocupaciones y más tiempo libre.
Ahora que no existe peligro alguno de embarazo puede entregarse al sexo sin temor alguno y disfrutarlo con absoluta libertad.
Todo sería perfecto de no ser porque ahora han aumentado sus inseguridades, especialmente en torno a su apariencia física.
Ahora están presentes arrugas en su piel que antes no existían, la grasa abdominal ya no puede ocultarse, su cabello se está tornando cano, y sus senos han perdido firmeza.
Aunque sus deseos sexuales se mantienen estos cambios en su apariencia a menudo la llevan a evitar el sexo, a menos que esté inmersa en una relación estable con un hombre que ahora luce gordo y calvo, ante el cual no tiene pena en mostrarse como ahora es.
Pero con un hombre joven... ¡Ni pensarlo! Y no es que no lo desee, es que se sentiría muy apenada de mostrar su cuerpo imperfecto.
Así que, ¿Existe alguna posibilidad de seducir a una mujer
cincuentona?
Claro que sí, todo es posible. Pero antes es necesario hacerla sentir segura de sí misma y demostrar que una cara linda y un cuerpo perfecto no lo son todo para ti. Abonar el terreno y prepararla para pensar en la posibilidad de una relación entre ambos, y finalmente preparar un encuentro sexual a media
luz o en una alcoba iluminada sólo con velas.
La oscuridad total, si bien no es del agrado de muchas personas, podría constituir una excelente solución a este dilema.
Habiendo concluido la crisis de los cuarenta caracterizada principalmente por la pérdida de capacidad reproductiva en la mujer (menopausia) los cincuenta resultan ser un periodo de resignación y readecuación a la nueva realidad.
Los hijos han crecido, han abandonado el hogar, y ahora son los nietos quienes se abren lugar en su corazón y en su nueva lista de prioridades.
Su energía y vitalidad se han reducido notablemente, su apetito sexual ha decrecido también probablemente, sin embargo aún lo disfruta plenamente y con cierta intensidad.
Ella tiene ahora menos preocupaciones y más tiempo libre.
Ahora que no existe peligro alguno de embarazo puede entregarse al sexo sin temor alguno y disfrutarlo con absoluta libertad.
Todo sería perfecto de no ser porque ahora han aumentado sus inseguridades, especialmente en torno a su apariencia física.
Ahora están presentes arrugas en su piel que antes no existían, la grasa abdominal ya no puede ocultarse, su cabello se está tornando cano, y sus senos han perdido firmeza.
Aunque sus deseos sexuales se mantienen estos cambios en su apariencia a menudo la llevan a evitar el sexo, a menos que esté inmersa en una relación estable con un hombre que ahora luce gordo y calvo, ante el cual no tiene pena en mostrarse como ahora es.
Pero con un hombre joven... ¡Ni pensarlo! Y no es que no lo desee, es que se sentiría muy apenada de mostrar su cuerpo imperfecto.
Así que, ¿Existe alguna posibilidad de seducir a una mujer
cincuentona?
Claro que sí, todo es posible. Pero antes es necesario hacerla sentir segura de sí misma y demostrar que una cara linda y un cuerpo perfecto no lo son todo para ti. Abonar el terreno y prepararla para pensar en la posibilidad de una relación entre ambos, y finalmente preparar un encuentro sexual a media
luz o en una alcoba iluminada sólo con velas.
La oscuridad total, si bien no es del agrado de muchas personas, podría constituir una excelente solución a este dilema.
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